Se
usa como forma de presión y coacción
Rolando Villena, Defesor del Pueblo. Foto: Archivo. |
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, aseguró hoy que la
tortura así como los tratos crueles, degradantes e inhumanos, son formas
habituales y sistemáticas de conducta profundamente enraizadas en la cultura de
algunas instituciones bolivianas.
“La
naturaleza perversa y destructiva se puede también evidenciar en la
cotidianidad de las personas, especialmente en aquellas víctimas de la
violencia feminicida o del abuso sexual y físico, particularmente las mujeres,
niñas, niños y adolescentes”, dijo.
La autoridad
recordó que Bolivia ratificó hace más de 15 años la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; que la tortura
está prohibida por nuestra Constitución Política del Estado (CPE) y que está
sancionada en el Código Penal y que recientemente la administración
gubernamental ha creado el Servicio para la Prevención de la Tortura.
“Hasta
la fecha no se ha incluido una Ley expresa en nuestro ordenamiento jurídico, lo
que permite que los casos en los que se han evidenciado, el uso de estos
mecanismos, sean lamentablemente tipificados con otras figuras jurídicas,
promoviéndose la impunidad, la naturalización de la tortura y la reproducción
del modelo que la sustenta y la utiliza recurrentemente”, manifestó.
En
ese sentido, indicó que la tortura se usa como forma de presión y coacción
aplicado mayormente contra civiles acusados de la comisión de delitos, o
ejercido en recintos policiales y militares como mecanismos de supuesta
formación o de medidas disciplinarias.
Señaló
además que “la tortura, pero especialmente los tratos crueles, degradantes e
inhumanos que, preceden a los
feminicidios o las vejaciones sexuales, así como la violencia física que se ha
encontrado en contra de niñas, niños y adolescentes, no solamente permanecen
impunes sino que, muchas veces ni
siquiera son consideradas de gravedad, desestimándose de la sanción, los actos de crueldad y saña con que el
depredador sexual o el feminicida ha ejercido la tortura en todas sus formas y
mecanismos para someter y obligar a la víctima a acceder a sus criminales
propósitos”.
Cifras
y casos
Villena
informó que el sistema de recepción de denuncias de la Defensoría del
Pueblo, registra en 2014 un total de 2.557 casos por vulneración de los
derechos a la integridad; donde precisamente se encuentran los delitos de
tortura y tratos degradantes e inhumanos.
“Esta
cifra es la más alta de la gestión y supera en más del 100% a la reportada en
2013 que, alcanzó a 1.222 casos. De los 2.557 casos, 1.142 afectan a mujeres y
601 a niñas, niños o adolescentes, constituyéndose este derecho, en uno de los cuatro más vulnerados en la
gestión”, aseveró la autoridad.
En
relación a los casos de tortura, el Defensor recordó que, entre los más graves en el último tiempo se
encuentran el de David Olorio y el
Subteniente militar Poma Guanto, los de la represión en Chaparina, los
evidenciados en la cárcel de El Abra, los ejercidos contra alumnos de la
Escuela Básica Policial o contra conscriptos en varias unidades militares del
país, así como detenidos en celdas policiales en casos de alta relevancia
pública, los suboficiales presos por
demandar descolonización en las Fuerzas Armadas, entre otros.
“Sin
embargo son muchos más los hechos que han sido silenciados, acallados o que no
se han denunciado por cansancio de los familiares, amenazas a las víctimas o el
descrédito, y el estigma que pesa sobre
las víctimas que muchas veces son acusados o que habrían cometido delitos”, afirmó.
Asimismo,
indicó que otros casos de tratos crueles e inhumanos se han conocido en los más
de 90 linchamientos sucedidos en el país en la gestión 2014, algunos de ellos
concluidos con muerte o daños irreparables, donde se han ejercido tratos
inhumanos y evidentes torturas por parte de grupos de vecinos en contra de
presuntos delincuentes detenidos in fraganti.
“En 2014 se han incrementado la cantidad de
denuncias públicas por tratos crueles e inhumanos en recintos policiales y en
unidades militares, lo que muestra también que existe una mayor conciencia y
claridad sobre el derecho a no sufrir estos tratos, pero también nos indica que
estas formas de comportamiento continúan ejerciéndose de manera recurrente y
habitual en el comportamiento institucional, pero también social, alimentado
por un sistema de impunidad y aceptación Estatal que, lejos de sancionarlo o
procesarlo, muchas veces lo acepta y lo promueve”, manifestó.
Finalmente,
dijo que los Órganos del Estado deben asumir el problema de la tortura y los
tratos crueles, degradantes e inhumanos como una asignatura pendiente de
resolver para garantizar el ejercicio y cumplimento de los derechos humanos en
Bolivia.
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