Argentina
La
presidenta Cristina Fernandez de Kirchner en el acto por el día de la bandera
en la ciudad de Rosario, Santa Fé. (Juan José García)
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ESPAÑA (ANB / Información tomada de
internacional.elpais.com).- Hasta
las doce de la noche del sábado, hora del cierre de las listas, hubo dudas y
mantuvo el misterio, pero finalmente Cristina Fernández de Kirchner no irá en
ninguna lista para las elecciones de octubre. Ni Congreso, ni Senado, ni
Parlasur, ni candidata a gobernadora de Buenos Aires, como se llegó a especular.
Después de 12 años en el poder y media vida en el Senado, Fernandez de Kirchner
deja los cargos públicos aunque conservará un enorme poder en la sombra.
Para
eso ha colocado en las listas a su hijo, Maximo Kirchner, que irá de numero uno
al Congreso en Santa Cruz, la provincia en la que empezó el poder kirchnerista
y en la que aún conservan sus crecientes negocios hoteleros. Además la
presidenta, en su afán por rodear de fieles a Daniel Scioli, a quien ha
aceptado como sucesor porque es el que mejor da en las encuestas a pesar que
ella siempre ha dado muestras de despreciarlo, llenará el Congreso con sus
hombres y mujeres más fieles para lograr algo complejo: la continuidad del
kirchnerismo sin un Kirchner en el poder.
Personajes
clave como de La Cámpora, el grupo de fieles a la presidenta, o su entorno como
Axel Kicillof, ministro de Economía, Andrés El cuervo Larroque o Eduardo Wado
De Pedro, hijo de desaparecidos, encabezan unas listas diseñadas de principio a
fin para rodear a Scioli e impedir que abandone la línea sobre todo económica
marcada por el kirchnerismo.
Si ya
fue significativa en este sentido la imposición del candidato a vicepresidente
de Scioli, Carlos Zannini, apodado el chino por su origen maoísta, el hombre de
mayor confianza de la familia Kirchner durante los últimos 30 años, la lista de
diputados ha sido definitiva. No hay ningún sciolista en ella salvo una
ministra de la provincia de Buenos Aires que es sobrina nieta de Eva Perón.
La
propia presidenta dejó claras sus intenciones en un discurso por el día de la
bandera argentina en Rosario. Primero, en un país donde las fotografías son
clave en política, ofreció la primera imagen de ese control: se vio en el
helicóptero presidencial a Zannini y Kirchner uno a cada lado de Scioli y con
la impresión de que ella le estuviera dando instrucciones. Y después, lanzó un
discurso que era una exigencia al sucesor para que no pacte con los fondos
buitre, una de las decisiones clave de un nuevo gobierno si quiere recuperar el
crédito.
"Ahora
los fondos buitre quieren más de la mitad de las reservas de nuestro banco
central. Nosotros aplicamos el criterio de dignidad y soberanía. Un juez quería
humillar nuestra soberanía. Le pido a todos que superen sus prejuicios frente a
los grandes temas de la patria como es el ataque de los fondos buitre. Hay
bases mediáticas en el continente dispuestas a bombardear los procesos
populares. Con nuestros errores en estos 12 años hemos protagonizado el mayor
proceso de crecimiento con inclusión social", aseguró, marcando así el
camino a su sucesor.
Las
elecciones son cada vez más claramente una discusión entre el kirchnerismo en
su nueva versión con Scioli desdibujado a la cabeza y la oposición liderada por
Mauricio Macri que propone un cambio. Si gana Scioli, con Zannini en la
vicepresidencia y sus fieles dominando el Congreso y Senado, la presidenta se
garantiza además un cierto control de la justicia y de los nombramientos de
nuevos jueces de la Corte Suprema para evitar que las diversas causas contra su
famiilia y empresarios muy cercanos que están en los tribunales le puedan
explotar cuando deje la presidencia.
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