Por
"declaraciones intolerables"
VENEZUELA (ANB / www.elpaís.com).- En el lenguaje diplomático, la llamada a consultas (hacer
regresar por tiempo indefinido al embajador propio acreditado ante otro Estado)
es una forma enérgica de protesta. Está inmediatamente por encima de convocar
al embajador (que es citar al representante diplomático de otro país acreditado
en el propio para entregarle una nota verbal—es decir, escrita— de queja).
Hasta ahora, el Gobierno del PP nunca había llamado a consultas a ningún
embajador. Sí que lo había hecho el Ejecutivo de Venezuela, que llamó al suyo
en octubre pasado y lo retuvo en su país durante cuatro meses. Pero España
siempre se había quedado un paso atrás a la hora de escenificar su disgusto.
Hasta ahora.
El
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha anunciado esta
mañana en el Congreso que ha decidido llamar a consultas al embajador español
en Caracas, Antonio Pérez Hernández, ante la escalada de “declaraciones
intolerables” contra España por parte de las autoridades venezolanas y, en
particular, del presidente Nicolás Maduro.
Se
refería a las últimas declaraciones de Maduro, quien acusó la pasada madrugada
a Rajoy de pertenecer a “un grupo de bandidos, corruptos y ladrones”, de apoyar
“a los terroristas de Venezuela” y de estar detrás de “la conspiración y tratar
de derrocar al Gobierno democrático y legítimo” de su país. Además, la Asamblea
Nacional venezolana decidió declarar persona non grata al expresidente español
Felipe González, quien ha aceptado colaborar con la defensa legal del líder
opositor Leopoldo López, encarcelado desde hace más de un año. Se trata de una
declaración política, pero que podría traducirse en que se vete su entrada en
el país.
“Los
calificativos que utilizan las autoridades [venezolanas] son absolutamente
intolerables y, teniendo en cuenta el grado de irritación verbal de Maduro, he
decidido llamar a consultas al embajador en Caracas”, ha anunciado Margallo.
Exteriores
ya convocó al embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, el pasado día 15,
ante los insultos de Maduro contra el presidente español, Mariano Rajoy, y las
descalificaciones al Congreso de los Diputados, que aprobó una resolución
pidiendo la liberación de los presos políticos venezolanos. Así que no podía
repetir un gesto que se ha demostrado inútil —los insultos no solo no han
cesado, sino que han subido de tono— y ha decidido elevar un grado el listón de
la protesta.
Margallo
ha sugerido que la “escalada verbal” de las autoridades de Caracas contra
España es una cortina de humo para ocultar sus problemas internos, al señalar
que ésta crece “a medida que aumentan las dificultades por las que pasa el
pueblo” venezolano, hasta el punto de que las descalificaciones ya han afectado
“al propio Congreso, al Gobierno y ahora a Felipe González”. Y ha subrayado que
España se ha movido siempre, en sus relaciones con Venezuela , “en el marco de
la legalidad nacional e internacional, de la cortesía y la institucionalidad”.
En
pocas horas, una vez salvado el desfase horario, se espera la respuesta de
Caracas, que podría aplicar el principio de reciprocidad, como hizo la semana
pasada, y llamar a consultas a su embajador,
o dar un giro de tuerca y elevar aún más la presión. El problema es que
a la escala diplomática no le quedan muchos más peldaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ANBOLIVIA te invita a ser el quinto poder, opina...con respeto
DEJA TU OPINIÓN EN:
TW: @ANBOLIVIA
TW: @ANBdigital
F: https://www.facebook.com/anboliviadigital