Si no
le doy la mano a todos, disculpen
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- La llegada de Wálter Nosiglia a La Paz provocó un desborde
de emociones: un mar de banderas, cámaras de televisión e incontables celulares
tratando de lograr una toma del chuquisaqueño, en medio del gentío que se dio
cita en la Plaza Murillo, fueron el marco del recibimiento para el deportista
que logró el tercer lugar en Dakar 2015.
Desde
su arribo al Aeropuerto de El Alto, cerca de las ocho de la mañana, Nosiglia
recibió muestras de afecto. Una caravana lo acompañó hasta el kilómetro cero
donde lo aguardaban el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García
Linera.
Un
prieto abrazo entre el Primer Mandatario y el deportista se produjo en el
momento de pisar la entrada a Palacio de Gobierno, repitiéndose la acción con
el vicepresidente.
La
gente, al grito de “olé, olé, olé, Wálter, Wálter”, acompañó sus pasos hacia el atril, para momentos
después irrumpir en un sonoro aplauso que tuvo visos de ovación. La Banda Municipal Eduardo Caba hizo más emotivo
aún el momento para mucha gente, ya que en primer plano se escuchaba “Viva mi Patria Bolivia, que algunos
consideran como una especie de “Segundo Himno Nacional”.
Al
momento de los discursos, el Presidente Morales elogió la tarea de Nosiglia, de
quien dijo se trata de un ejemplo para el pueblo boliviano.
“Gracias,
Wálter, por tanto esfuerzo y cariño al país”, expresó Morales en la parte más
saliente de su discurso en el que recordó la difícil situación que tuvo que
afrontar el piloto en este Dakar, cuando corrió con dos costillas fracturadas.
El
Gobernador del Departamento de La Paz, César Cocarico, calificó como “Héroe del
Deporte Nacional” a Nosiglia.
El
momento de mayor emotividad del acto se produjo cuando el piloto tomó la
palabra para agradecer “tanto cariño y reconocimiento de parte de las
autoridades y del pueblo en general”.
“Discúlpenme
si no alcanzó a darle la mano a todos”, expresó Nosiglia y fue el momento en el
que a muchas personas se le hizo un nudo en la garganta y no pudieron evitar
derramar algunas lágrimas.
El
grito permanente de “Wálter, Wálter”, volvió a ganar los mayores decibeles,
para hacerse escuchar en toda la plaza.
Concluido
el acto, la marea se volcó sobre el corredor, que con mucha dificultad, pudo
ingresar en el descapotable para volver a dar una vuelta a la Plaza Murillo, no
sin antes firmar una gran cantidad de autógrafos: Banderas (tricolor y
Wiphala), gorras, poleras, camisas y todo lo que se podía firmar encontró la
rúbrica de Nosiglia.
Finalmente,
el coche tomó calle Comercio y comenzó a perderse por la zona de Miraflores,
donde otro reconocimiento lo estaba esperando.
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