Descubrimiento
EL ALTO, BOLIVIA (ANB / Fuente: elpais.com).- Hay mucho sitio para mundos exóticos en los 100.000
millones de estrellas de la Vía Láctea. Uno de ellos es el sistema solar de
Kepler 444, una estrella un 25% más pequeña que el Sol y bastante más fría que
se encuentra a 117 años luz dentro de nuestra galaxia. Allí, cinco planetas se
arremolinan muy cerca de su estrella, completando una órbita, su año, en menos
de diez días. Ese sistema planetario, descubierto gracias al telescopio
espacial cazador de exoplanetas Kepler, tiene además otra característica
extraordinaria. Se formó hace 11.200 millones de años, cuando el universo, que
tiene 13.600, era aún relativamente joven. Cuando surgió la Tierra y todo el
Sistema Solar, que tiene unos 4.500 millones de años, Kepler 444 y sus acólitos
ya tenían más años que nuestro planeta en la actualidad.
Este
grupo de mundos extraños, que hoy se presenta en la revista científica The
Astrophysical Journal, es el sistema de planetas del tamaño de la Tierra más
antiguo jamás encontrado en la Vía Láctea. Sus componentes, con tamaños que van
desde el de Venus al de Mercurio, son una muestra de que el proceso de
formación de planetas ha tenido lugar desde que el universo era muy joven.
Además, ofrece un periodo de tiempo mucho mayor para que aparezca la vida, gane
complejidad, surjan civilizaciones de seres inteligentes e incluso se aniquilen
por sus propios errores.
Este
descubrimiento daría espacio para justificar estimaciones sobre el origen de la
vida como las obtenidas por investigadores como Alexei Sharov, del Instituto
Nacional para el Envejecimiento de Baltimore (EE UU), y Richard Gordon, del
Laboratorio para Especies Marinas del Golfo de Florida (EE UU). Observando el
ritmo al que los organismos vivos fueron acumulando complejidad a lo largo de
la evolución, desde los primeros organismos unicelulares, a los gusanos, los
peces o los mamíferos, calcularon que se doblaba cada 376 años. Con esa
suposición, estimaron que la vida habría aparecido hace unos 10.000 millones de
años, cuando aún no existía la Tierra.
Planetas
rocosos tan antiguos habrían dado mucho más tiempo para el desarrollo de vida
Además,
de su edad, estrellas como Kepler 444 ofrecerían otra ventaja para la aparición
y el desarrollo de la vida. Se trata de una estrella enana naranja, un tipo de
objeto que puede permanecer estable durante 30.000 millones de años, el triple
que el Sol y más del doble de la edad actual del universo. Sin embargo, la
cercanía a la estrella convertiría este grupo de planetas en mundos infernales.
Para
los autores, liderados por el investigador de la Universidad de Birmingham
(Reino Unido) Tiago Campante, el hallazgo es una buena noticia para las
perspectivas de la existencia de vida inteligente en el universo. El nuevo
sistema solar muestra que los planetas rocosos como la Tierra, en los que se
supone que pudieron crecer los seres vivos, empezaron a aparecer hace ya muchos
miles de millones de años, más que los que separan los primeros microorganismos
terrestres de los primates que empezaron a estudiar el cielo.
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