“No
hubo custodia”, señala Defensor del Pueblo
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Foto: Internet.
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LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- La Defensoría del Pueblo halló
responsabilidad estatal en los hechos violentos en agosto de 2013 en el penal
de Palmasola, que derivó en la muerte de más de 30 personas y otro número
similar de heridos, afirmó este martes su máxima autoridad, Rolando Villena,
durante la presentación del informe de la verificación que instruyó para
identificar la vulneración de derechos humanos en ese recinto penitenciario.
“En los luctuosos
acontecimientos emerge la responsabilidad estatal por el incumplimiento del
deber de custodia y resguardo de personas que se encuentran bajo su cuidado,
además de una directa participación de funcionarios policiales, como es el
“Cabo Llavero”, quien habría propiciado el ingreso de los internos del bloque
“B” al abrir la puerta de los bloques fuera de horarios”, manifestó.
Villena, al referirse al Informe
que se encuentra publicado en el sitio web de la institución, señaló que “(En
Palmasola) hubo una masacre por más de una hora, en la cual no intervino
ninguna autoridad policial y menos que se haya tomado el control sino hasta que
la refriega hubiera acabado, momento en el cual recién la policía boliviana
habría ingresado al lugar”.
De acuerdo al documento, “en lo
que respecta al derecho a la integridad personal y vida se debe destacar que
existieron actos que configuran los elementos de la tortura, al haber sometido
intencionadamente a las víctimas a dolores y sufrimientos graves, tanto físicos
como mentales, actos cometidos con la aquiescencia y consentimiento de las
autoridades penitenciarias, quienes inclusive habrían facilitado el ingreso de
los atacantes”.
De acuerdo con la autoridad, lo
ocurrido “no solo resulta en una de las acciones más trágicas y violentas
registradas en las cárceles de Bolivia en toda nuestra historia, sino que
además evidencian la gravedad de una crisis que se ha construido a lo largo de
muchos años y que está lejos de concluir”.
El informe, que fue enviado a
autoridades locales y nacionales, contiene recomendaciones al Fiscal Departamental de Santa Cruz para
que instruya una investigación del personal policial que se encontraba
realizando la custodia de Palamasola, en especial de aquellos policías
responsables del sector Chonchocorito y, particularmente, del policía que
cumplía las funciones de “cabo llavero” esos días.
Al Ministerio de Gobierno
recomienda elaborar e implementar una política de prevención de situaciones
críticas en centros penitenciarios que prescriba la estructura, construcción, mejoras,
manutención y operación de los centros de detención, así como todos los mecanismos
materiales que reduzcan al mínimo el riesgo de que se produzcan situaciones de
emergencia y al Ministerio de Salud, que se realicen las acciones pertinentes a
fin de lograr el restablecimiento de la integridad física, emocional y
psicológica de las víctimas de los hechos”
Según la autoridad, el
resultado de la investigación presentado
en Santa Cruz fue elaborada a partir de los datos obtenidos en las
verificaciones defensoriales realizadas en el lugar de los hechos; los informes
complementarios; los testimonios recabados, así como las declaraciones
oficiales sobre lo acontecido.
Crisis terminal del sistema
carcelario
Durante la presentación,
Villena hizo una relación de la situación del sistema penitenciario en Bolivia
afirmando que las personas privadas de libertad sufren vulneración a sus
derechos por la retardación de justicia, las condiciones en que viven y la
discriminación.
Recordó que Bolivia tiene la
mayor cantidad de presos sin sentencia en toda Latinoamérica, con un 84%,
seguido de Paraguay que tiene 71%; mientras que el caso menor lo registra Chile
con el 16%. El país también presenta el mayor nivel de hacinamiento en sus
cárceles después de El Salvador y Haití que presentan un 300% y un 218% de
sobrepoblación respectivamente.
“Actualmente el sistema carcelario tiene una capacidad para albergar a
4.884 personas; la población penal recluida ascendía en diciembre de 2013 a más
de 14.415; lo que muestra una tasa de hacinamiento cercana al 200%. En los
centros penitenciarios de las ciudades, el nivel de hacinamiento alcanza ya el 300%”,
dijo.
El crecimiento de la población
carcelaria durante los últimos años, acotó, dificulta mantener el control dentro de las cárceles.
“Las cárceles se han convertido en microespacios sociales donde el control de
facto lo tienen grupos de privados de libertad que por un lado administran los
sistemas de distribución de espacios, sanciones, alimentación, apoyo material y
sicológico e incluso asesoramiento legal, pero por otro pueden convertirse en
espacios de gestión de la violencia, la delincuencia y el abuso. Poco puede hacer la entidad policial para
controlar y menos para promover los principios de reinserción que deben regir a
la privación de libertad”, remarcó.
Para el Defensor, la
sistemática violación de los derechos humanos y las precarias condiciones de
vida en las que se encuentran las personas recluidas en el país son factores
que repercuten en la inexistencia de la rehabilitación social. “Es una contradicción
hablar de rehabilitación cuando la gente en las cárceles es sometida a
maltratos, incluso tratos crueles e inhumanos”, afirmó.

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