Crisis
en Ucrania abre oportunidades
LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Este pequeño país sudamericano
es el mayor exportador de gas de Latinoamérica, informa BBC Mundo.
Por décadas ha suministrado
este combustible a muchos de sus vecinos, siendo una importante fuente de
energía para las grandes potencias de la región, como Argentina y Brasil.
Pero los expertos creen que
este panorama podría cambiar en el futuro no tan lejano.
El hallazgo de un enorme
reservorio de petróleo y gas en las costas de Río de Janeiro -conocido como el
Presal- y el descubrimiento de uno de los mayores recursos de gas y petróleo no
convencional del mundo en la formación de Vaca Muerta, en el sudoeste de
Argentina, podrían hacer que en unos años estos países ya no necesiten el gas
boliviano.
Ante este escenario, Bolivia
sabe que necesita encontrar nuevos mercados para su principal bien de
exportación y la crisis en Ucrania podría generar justamente eso.
Dejar de depender de Rusia
El 65% del gas que produce
actualmente Rusia tiene como destino los países europeos, un continente que
importa la mitad de la energía que consume.
Países como Estonia, Lituania,
Finlandia y Letonia dependen totalmente del gas que llega de Rusia, mientras que
la principal economía europea, Alemania, importa desde ese país el 36% del gas
que consume.
Ahora, la anexión rusa de parte
del territorio ucraniano –considerado una invasión por Estados Unidos y la
Unión Europea- llevó a Washington y los países de la UE a imponer un bloqueo
comercial y económico al gobierno de Vladimir Putin, que incluye una reducción
de las importaciones de energía.
Para Bolivia, esto supone una
oportunidad única para ganar uno de los mercados más codiciados del mundo.
Así lo admitió recientemente el
vicepresidente boliviano Álvaro García Linera.
“Tenemos que diversificar
mercados y estamos en eso”, señaló el mandatario la semana última, durante una
visita a Praga, la capital de la República Checa.
Bolivia tiene que buscar “otros
lugares para comenzar a mandar” su gas natural, dijo García Linera, tras
pronosticar que “de aquí a cinco o diez años (Argentina) va a inundar América
Latina con gas”, gracias a la explotación de Vaca Muerta.
Se busca puerto
Pero hay un problema: ¿cómo llevar
el gas a través del océano hasta Europa?
El principal escollo de Bolivia
es geográfico: no tiene salida al mar.
En la actualidad, el país
accede a la costa pacífica gracias a un convenio con Chile que le permite usar
los puertos del norte de ese país.
La mayoría de las exportaciones
bolivianas salen a través del puerto de Arica, que es una zona franca. Pero
allí Bolivia no cuenta con infraestructura propia, por lo que debe pagar para
usar las facilidades.
Además, la relación con Chile
está pasando por un momento conflictivo: en 2013 La Paz entabló una demanda
ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya contra su vecino para
reclamar parte del territorio que perdió a manos de Santiago en la Guerra del
Pacífico (1879-1883), y que lo dejó sin salida al agua.
Es improbable que una
resolución de la CIJ –incluso si fuera totalmente favorable a Bolivia- pueda
resolver el problema de la falta de un puerto propio en el corto plazo.
En los últimos años surgieron
diversas propuestas para darle al país mediterráneo acceso a la costa pacífica
–algunas de ellas muy creativas, como la construcción de un túnel en la
frontera entre Chile y Perú- pero hasta ahora ningún proyecto prosperó.
Aún si avanzara alguna
propuesta, queda un problema: la salida al mar sería hacia el Océano Pacífico,
lo que no resuelve los problemas de conexión con Europa.
Hacia el Atlántico
La idea de acceder a la costa
atlántica también ha sido desarrollada por el gobierno boliviano. El
presidente, Evo Morales, incluso propuso el asunto personalmente al gobierno de
Uruguay, en 2009.
Pero la idea, que consistía en
intercambiar el acceso a los puertos uruguayos a cambio del suministro de gas
boliviano en condiciones preferenciales, tampoco logró negociarse.
El problema no es solamente
firmar un acuerdo con un país con costa. El gobierno de Bolivia admitió a BBC
Mundo que aún si tuviera puerto, la nación no tiene capacidad de transportar el
gas hasta allí.
“La realidad es que en este
momento el país no está preparado para exportar hidrocarburos a nuevos mercados
de ultramar porque no hay infraestructura para trasladar el producto hasta la
costa”, dijo un vocero del Ministerio de Hidrocarburos.
La salida más cercana al mar,
por el Pacífico, requeriría que se construyan unos 2.000 kilómetros de
tuberías, a través de la cordillera de los Andes, desde el punto de extracción
del gas, en el este del país.
Reservas
Algunos creen que los desafíos
que enfrenta Bolivia para suministrar gas a Europa exceden incluso la falta de
infraestructura y la ausencia de un puerto propio.
Según el economista Carlos
Toranzo de la Fundación Friedrich Ebert-Stiftung (FES), en La Paz, la falta de
inversión en exploración durante los últimos ocho años podría significar que en
el futuro cercano Bolivia no cuente con las reservas de gas necesarias para
abastecer otros mercados.
“Con las reservas que tenemos
actualmente ni siquiera podremos cumplir con nuestros acuerdos actuales con
Brasil y Argentina”, aseguró a BBC Mundo.
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