Frontera
entre Argentina y Bolivia
Foto: eltribuno.info |
ARGENTINA
(ANB / eltribuno.info).- El hecho de vivir en la frontera entre Argentina y
Bolivia conduce a sopesar las diferentes realidades de sus gobiernos.
En la zona comprendida entre el Abra de Santa Cruz
(Argentina) y el Abra de Rejará (Bolivia) residen 17 familias.
Ellas sostienen que son argentinas y que ahora viven en
suelo boliviano.
El Tribuno estuvo en el lugar dialogando con la gente y
se puede llegar a decir que el abandono del Estado argentino es evidente.
Recién el miércoles último habilitaron el camino que
llega sólo hasta el Abra de Santa Cruz.
El único acceso al valle donde viven más de 3 mil
personas estuvo inhabilitado casi dos meses, con todas las complicaciones que
tiene estar incomunicados.
Nadie se puede enfermar de gravedad porque las ambulancias
no podían entrar y había que sacar a los enfermos graves en alzas.
Si se consigue llegar hasta la ambulancia, se demora 8
horas para llegar al hospital de referencia ubicado en Santa Victoria Oeste.
A La Quiaca es más cerca, pero como corresponde a la provincia
de Jujuy concretar la atención es todavía más complicado.
El servicio de odontología mensual hace lo que puede. Las
extracciones son lo más comunes y para un tratamiento de conducto hay que
recorrer las 8 horas hasta Victoria.
Las enfermedades estomacales son más frecuentes porque no
existe el servicio de agua potable y la luz eléctrica proviene de los paneles
solares que en muchos casos llevan años sin mantenimiento.
No hay transporte público de pasajeros. Entonces las
camionetas que transportan a personas y mercaderías pueden cobrar hasta mil
pesos por una trayecto desde y hacia La Quiaca. El otro gran déficit es la
comunicación. No hay señal de telefonía móvil ni líneas fijas. Por lo que los
mensajes se envían a través de AM840 Radio Salta.
Del lado boliviano las cosas son más sencillas.
El Gobierno de Evo Morales ya casi termina el camino de 8
metros de ancho que comunica a la zona directamente con Tarija.
Envían tres veces al mes un equipo sanitario con médicos
y odontólogos.
Construyeron una escuela en un año y ya comenzó a
trabajaron con ocho niños.
Tienen servicio de telefonía móvil y conexión a Internet.
Por último, y es lo que más lo favorece como política de
Estado, a los que argentinos que accedan al documento boliviano podrán recurrir
a la Oficina de Reforma Agraria para obtener la titularización de la tierra.
“Hasta nosotros quisiéramos ser bolivianos para acceder a
todos esos servicios”, dijo con ironía una vecina Santa Cruz.
Los docentes están perdiendo las fuentes de trabajo
El ciclo lectivo en Bolivia comienza en febrero y desde
esa fecha ocho niños argentinos toman clases en la escuela que el gobierno de
Morales construyó en la zona de Abra de Santa Cruz.
Eso le quitó alumnos a la escuela número 4.206 “Frontera
Argentina”, del Abra de Santa Cruz.
En consecuencia se necesitan menos docentes.
En Argentina rige el concepto de que debe haber un
docente por un mínimo de 15 alumnos; en Bolivia no. Puede haber un docente
hasta por 3 ó 2 estudiantes.
En la escuelita argentina esperan llegar a los 100 niños
cuando sus padres vuelvan de trabajar en el empleo golondrina; a mediados de
abril.
Con esa matrícula podrán trabajar seis docentes. Sin
embargo año con año la matrícula baja indefectiblemente.
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