Villena expresa su preocupación
por la violencia
Defensor del Pueblo, Rolando Villena. Foto: Los Tiempos.
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LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, dijo hoy
que el Estado debe entender que el problema de la violencia no se soluciona con
“más leyes o mecanismos punitivos sino creando más oportunidades, dando ejemplo
de una cultura de diálogo y promoviendo valores de paz, de justicia y de
respeto”.
En un mensaje de principio de año, Villena expresó su preocupación por la violencia
estructural que afecta a los sectores sociales más débiles.
“Vemos violencia en las casas, las escuelas, el trabajo, la televisión, la
calle, los cuarteles, las fiestas, las cárceles y la política… la expresamos a
cada momento, la vivimos, la sufrimos y también la ejercemos”, subraya.
Comunicado completo de la Defensoría
El año 2013 nos deja una serie de desafíos que debemos superar como
sociedad y como Estado. Estamos viviendo un proceso de profundas
transformaciones políticas y económicas que están afectando de manera
importante el ejercicio y cumplimiento de los derechos humanos de los
bolivianos y las bolivianas. Hemos
avanzado en la disminución de la pobreza, la mejor distribución de los
recursos, la búsqueda de igualdad y una mayor participación política. Sin embargo nos quedan muchos y muy difíciles
desafíos por vencer.
El mayor de todos es la violencia estructural y creciente, que se
manifiesta como un eje transversal que castiga despiadadamente a los sectores
más débiles y se ensaña especialmente contra las niñas, niños y adolescentes y
las mujeres, aunque también extiende su acción destructiva contra las personas
adultas mayores, las personas con discapacidad, privadas de libertad y aquellas
con opciones sexuales diferentes.
Vemos violencia en las casas, las escuelas, el trabajo, la televisión, la
calle, los cuarteles, las fiestas, las cárceles y la política… la expresamos a
cada momento, la vivimos, la sufrimos y también la ejercemos. Y la violencia se está convirtiendo en el
principal eje de vulneración de los derechos humanos y está poniendo en peligro
las bases mismas de la sociedad, la familia e incluso del Estado Plurinacional.
Ese es el gran desafío para el año 2014.
Que como sociedad comprendamos la magnitud del problema y lo enfrentemos
desde nuestro comportamiento diario, nuestras palabras, nuestros valores y
nuestras acciones, pero también que desde el Estado se entienda que el problema
no se soluciona con más leyes o mecanismos punitivos sino creando más
oportunidades, dando ejemplo de una cultura de diálogo y promoviendo valores de
paz, de justicia y de respeto.
Debemos recuperar la noción del valor supremo de la vida. No podemos seguir asociando a la muerte por
violencia como una estadística que ya no produce indignación y que se olvida
con tanta facilidad y frialdad. Que no
haya más linchamientos, que cesen los feminicidios y las violaciones y
asesinatos de nuestras niñas y niños; que ya no sigan muriendo jóvenes
bolivianos y bolivianas en los cuarteles sin protección y sin castigo y que
desaparezca la tortura como práctica en los centros de formación policial y
militar.
Debemos retomar la noción del Estado Plurinacional y asumir con honestidad
que los derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos no
pueden ignorarse, distorsionarse ni manipularse. Si no somos capaces de respetar lo que
decidimos y de consolidar lo que sostuvimos en la Constitución, entonces
nuestro futuro como Estado se sustentará sobre bases endebles y engañosas.
Que este año que estamos iniciando, también seamos capaces de revestirnos
de más humanidad, que aprendamos a escuchar y atender las opiniones de todos y
de todas con respeto; que haya más tolerancia y se valore las posiciones, las
críticas y las observaciones de los demás aunque sean distintas a las
nuestras. Que se avance con
determinación y voluntad real en la solución del grave problema de la justicia
y que detengamos y revirtamos el irracional aumento de los encarcelamientos sin
sentencia o los procesos pendientes y que por fin construyamos una justicia más
humana y más justa.
Frente a estos desafíos, quiero hacer llegar a todas las bolivianas y a
todos los bolivianos un mensaje de esperanza.
La esperanza que seguiremos construyendo la unidad, el sentido de comunidad
y fortaleciendo el proceso de transformaciones históricas que hemos decidido y
que es irreversible, pero también que lo haremos respetando los derechos
humanos.
La esperanza que asumamos, más allá de nuestras diferencias, la hermandad,
el orgullo común de ser bolivianos y bolivianas, la solidaridad y la
fraternidad, como valores que siempre hemos cultivado y que prevalecerán frente
a la violencia y la intolerancia que muchas veces parecen imponerse.
Solo así podremos pensar que avanzamos realmente en este camino que hemos
decidido como sociedad y como naciones para construirnos en un mundo con
derechos humanos, donde busquemos vivir en justicia, igualdad, libertad, paz y
desarrollo, es decir vivir bien.
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