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viernes, 13 de diciembre de 2013

KEPLER-91 B ACABARÁ DEVORADO POR UNA ESTRELLA GIGANTE

CHINA (ANB / Erbol).- Una estrella gigante roja denominada KOI-2133 y un planeta recientemente bautizado como Kepler-91 b son los protagonistas de un estudio liderado por Jorge Lillo-Box y David Barrado, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA). La estrella, que ahora se encuentra en un proceso de expansión de sus capas externas, acabará devorando al planeta.
Según ha revelado el CSIC-INTA en un comunicado, Kepler-91 b es el planeta más cercano a una estrella gigante roja conocido, lo que lo convierte en el primer candidato a ser engullido por su estrella. Esto sucederá en un plazo inferior a 55 millones de años, un periodo de tiempo muy reducido a escalas astronómicas. La investigación se ha publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.

Estrellas que pueden albergar planetas

Durante cuatro años, el telescopio espacial Kepler ha estado obteniendo datos de multitud de estrellas candidatas a albergar planetas. Una de estas candidatas era KOI-2133, la estrella gigante roja de la cual se reflejan, en este trabajo, propiedades físicas como la masa, el radio o la edad de manera precisa mediante el uso de la astrosismología, una técnica análoga al estudio de los terremotos en nuestro planeta, y que incluye un detallado estudio teórico.

El análisis ha requerido observaciones complementarias llevadas a cabo con el espectrógrafo CAFÉ y la cámara AstraLux -ambos instalados en el telescopio de 2,2 metros del Observatorio de Calar Alto-.

Además, el análisis minucioso de los datos de Kepler también ha permitido identificar pequeños cambios en su curva de luz, tanto disminuciones periódicas debidas a los eclipses que provoca el planeta, como modulaciones en la intensidad, lo cual verifica la presencia de un planeta, además de las provocadas por la sismicidad.

Confirmación de Kepler-91 b

Para confirmar la existencia del planeta Kepler-91 b se ha empleado el método de variaciones elipsoidales que consiste, básicamente, en la detección de la deformación de la superficie de la estrella por las fuerzas de marea ejercidas por el paso del planeta.

Hasta la fecha solo se han detectado con este método unos 15 planetas, ya que se necesitan unas determinadas condiciones muy específicas que pocas veces se dan para poder aplicarlo. En cualquier caso, estos planetas orbitan alrededor de estrellas en una fase tranquila de su vida, con tamaños similares al Sol y sus planetas tienen asegurada una larga vida en ambientes estables. El ambiente de Kepler-91 b es totalmente distinto.

La atmósfera planetaria de Kepler-91 b parece inflada, probablemente debido a la intensa radiación estelar, ya que el planeta está tan sumamente cerca de su estrella que tarda tan solo 6,24 días es dar una vuelta a su alrededor.

Un enorme sol ocupando el horizonte

La cercanía del planeta y el gran tamaño de la estrella implican que un 8% de la bóveda celeste del planeta estaría ocupado por la visión rojiza de su estrella. Si tenemos en cuenta que, en el caso de la Tierra, el Sol o la Luna ocupan en la bóveda celeste un 0.0005%, podemos hacernos una idea del panorama que podría verse en el cielo diurno de Kepler-91 b: una inmensa bola roja ocupando una fracción muy significativa del cielo y una intensidad luminosa extraordinaria.

Otra particularidad es que, dada la arquitectura del sistema, una fracción de la parte de la cara nocturna del planeta que en realidad está iluminada. Un fenómeno análogo al sol de medianoche en los polos de la Tierra, pero que ocurriría en cualquier región del planeta.

De hecho, en el ecuador del planeta el día dura casi el doble que la noche, y en cualquier otra región aún más. Comparativamente, en la actualidad, la estrella tiene un radio de 6,3 veces el radio del Sol y el planeta gigante gaseoso tiene un radio de 1,38 veces el radio de Júpiter y una masa de 0,88 veces la masa de Júpiter.

Investigación hispano-alemana

Este trabajo está basado parcialmente en observaciones llevadas a cabo por el Centro Astronómico Hispano-Alemán, en Calar Alto (Almería, España), operado conjuntamente por el Instituto Max Planck de Astronomía (Heidelberg) y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC, Granada).

Además, este trabajo hace uso de tiempo de observación gestionado tanto por el observatorio como de tiempo garantizado de ambos centros de referencia.

Ha sido posible por el uso intensivo del espectrógrafo CAFÉ, el primer instrumento desarrollado y construido por el observatorio de Calar Alto, demostrando una vez más la necesidad de disponer de telescopios de tamaño medio e instrumentación de última generación en proyectos dedicados, que requieren un gran número de noches, y representa un modelo a seguir en el desarrollo del espectrógrafo Carmenes, un instrumento diseñado por un consorcio de once instituciones españolas y alemanas y piedra fundamental de la explotación del observatorio en los próximos años.

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