MÉXICO (ANB / Erbol).- Cuando todavía se atiende la emergencia por el
impacto de los huracanes Ingrid y Manuel, que dejaron 97 muertos según las
últimas cifras oficiales, en el Golfo de México comenzó a formarse un nuevo
fenómeno meteorológico que, de acuerdo con los expertos, puede agravar la
situación en al menos la tercera parte del territorio.
Se trata de un sistema de baja presión que cruza la península de Yucatán,
en el sureste, y que bordea las costas del Atlántico con rumbo al noreste,
informa BBC Mundo.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en los próximos dos días el
fenómeno tiene 70 por ciento de probabilidades de convertirse en un ciclón, y
si eso ocurre se llamaría Jerry.
Las previsiones indican que atraerá hacia el Golfo los remanentes de
humedad que dejó Manuel en la zona del Pacífico, lo que provocará un nuevo alud
de lluvias sobre las zonas que ya habían sido afectadas por los fenómenos
anteriores.
Pero eso no es lo más grave, sino que la abundancia de agua puede
convertirse en torrentes de agua desde las montañas, desbordar presas y ríos,
así como causar deslaves en comunidades rurales y carreteras.
Las autoridades reconocen que los próximos días serán “críticos” para México,
no sólo por el ciclón que se avecina sino porque la temporada de huracanes aún
no termina.
Los pronósticos del SMN indican que todavía podrían formarse ocho fenómenos
meteorológicos en el Pacífico, y otros once en el Atlántico. El plazo en que se
considera posible el surgimiento de ciclones concluye el 30 de noviembre.
“Zona cuna”
Al tocar tierra en Sinaloa, en el noroeste del país, Manuel dejó de ser
huracán y se convirtió en tormenta tropical. Pero eso no baja el riesgo.
El gobernador Mario López Valdéz dijo que hasta el momento el fenómeno ha
afectado a unas 100.000 personas en cinco municipios. Las clases se
suspendieron en el estado, además que se cerraron las operaciones aéreas
durante unas horas y la pesca en toda la costa.
Pero es apenas una parte del problema. Además de Sinaloa, el SMN advierte
de fuertes lluvias en los estados de Durango, Chihuahua, Zacatecas, Colima y
Jalisco. El mayor riesgo se presenta en las zonas montañosas donde existen las
comunidades rurales más pobres de la región.
La crisis se mantendrá durante 48 horas, dijo López Valdéz, el mismo tiempo
en que se espera la evolución del fenómeno meteorológico en el Golfo de México.
Un momento que no desean las autoridades: desde Texas avanza hacia el sur
una tormenta fría que detendrá el avance del meteoro que se mueve desde el sur.
Eso provocará que se quede estacionado o se mueva hacia tierra, en las costas
de Tamaulipas y Veracruz.
Mientras más tiempo permanezca allí es peor. Las aguas del Golfo se
consideran una “zona cuna” de huracanes, es decir, son más profundas y cálidas
que otras partes del Atlántico, lo que favorece el desarrollo de ciclones de
gran potencia según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
“Puede fortalecerse y generar una gran cantidad de lluvia por un nuevo
fenómeno de igual magnitud a Ingrid”, dijo a la radiodifusora MVS el director
de Conagua, David Korenfeld.
Las previsiones del SMN es que el fenómeno que se encuentra en el sureste
mexicano evolucione a ciclón entre dos y cinco días. Las autoridades esperan
que se cumpla la primera hipótesis.
“Lo preocupante es que sea en cinco días”, reconoce Korenfeld. “Si se
mantiene mucho tiempo en el agua crecerá su tamaño y su magnitud. El problema
es que jala toda la humedad que hay en el pacífico y la vuelve a meter al
Golfo”.
El impacto sería en Veracruz y Tamaulipas, que fueron muy afectados por
Ingrid. El coordinador de Protección Civil, Felipe Puente, reconoce que si hay
un nuevo huracán las expectativas no son muy favorables.
“Tenemos mucha agua ya en ríos y cañadas, esperamos que la saturación no
siga elevándose”, dijo a medios locales.
¿Realidad?
Aunque México es un país vulnerable a los huracanes, este año el problema
ha sido particularmente difícil pues según la Comisión Nacional del Agua
(Conagua) el número de fenómenos meteorológicos será mayor al promedio
histórico.
En otros años, por ejemplo, los ciclones se han presentado de forma
alternativa, es decir, ocurren en zonas y momentos distintos. Eso ha permitido
que las afectaciones se concentren en los sitios donde los fenómenos tocan
tierra.
Pero eso no ocurre ahora. Ingrid y Manuel afectaron a las dos terceras
partes de México con una gran cantidad de lluvias que saturaron las
posibilidades de filtración y almacenamiento.
En Guerrero, por ejemplo, cayeron hasta 700 litros de agua por metro
cuadrado en sólo un día.
Eso provoca, por ejemplo, que la tierra pierda su capacidad de filtración y
entonces ocurren las inundaciones y escurrimientos, especialmente en las zonas
montañosas coinciden expertos.
Y esto es lo que provoca los mayores daños, más que las lluvias y vientos.
La caída de agua provoca deslaves e inundaciones que en el caso de las
comunidades en las montañas –las más vulnerables a los ciclones- causa
problemas de comunicación.
Algo que ahora se vive en México. Lo que hasta ahora se ha informado de los
huracanes que asedian al país es una parte de la realidad, reconocen
autoridades. El verdadero impacto se conocerá cuando el agua recupere su cauce.
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