LONDRES
(ANB / tomado de BBC).- El papa Benedicto XVI anunció que
renunciará a su pontificado a finales de febrero por motivos de salud.
¿Puede el enviado de
dios en la tierra, según la Iglesia Católica, decidir unilateralmente terminar
con su pontificado?
En teoría, no hay nada
-ni nadie- que se lo impida.
Es más, el derecho
canónico -mediante el cual se rige la Iglesia Católica- contempla la
posibilidad de dimisión, aunque Benedicto XVI es el primero en hacerla efectiva
en tiempos modernos.
"Una vez que la
renuncia es formal y acreditada, lleva consigo la vacante de la sede
pontificia. Por lo tanto, es convocado el colegio de cardenales", le
comenta a BBC Mundo Antonio Viana, profesor de Derecho Canónico de la
Universidad de Navarra.
Este lunes, mediante un
comunicado el otrora cardenal Joseph Ratzinger explicó: "Tras examinar
repetidamente mi conciencia antes Dios, he llegado a la certidumbre de que mi
fortaleza, debido a la avanzada edad, no es adecuada para el ejercicio del
ministerio".
El caso es histórico
para el derecho canónico moderno. "No hay precedente en la historia de la
iglesia, pero sí está previsto que un papa pueda dimitir", dice el
profesor Viana.
Aunque las razones no
han sido mayormente explicadas, desde el punto de vista del derecho
eclesiástico, no necesitan serlo, ya que las únicas condiciones para la validez
de una renuncia de ese tipo son que se haga libremente y que sea debidamente
publicada.
"Podría ser
fundamentalmente por razones de salud. Que el Papa, previendo su ancianidad o
dificultad física, decida dimitir", le explica Viana a BBC Mundo.
Por ahora, hay que
esperar que se acredite oficialmente la renuncia. Como el caso no tiene
precedentes, el profesor asegura que tampoco está regulada la forma en que se
presenta formalmente la renuncia. "Debiera presentarse ante el cardenal
decano del colegio cardinalicio".
Los otros renunciados
Según el análisis
histórico de David Willey, corresponsal de la BBC en el Vaticano, ha habido,
sin embargo, una persistente especulación de historiadores de que durante la
Segunda Guerra Mundial, el papa Pío XII elaboró un documento asegurando que si
él era secuestrado por los nazis se considerara que había renunciado y que su
sucesor debía ser elegido.
Yendo más atrás en el
tiempo, el último caso de un Papa renunciante se remonta a más de cinco siglos.
El papa Gregorio XII, que reinó desde 1406 hasta 1415, lo hizo para poner fin a
lo que se llamó el Cisma de Occidente.
Había tres pretendientes
al trono papal en ese momento: el Papa romano Gregorio XII, el Papa de Aviñón
Benedicto XIII y el antipapa Juan XXIII.
Antes de renunciar,
Gregorio XII formalmente convocó a un concilio de la Iglesia y lo autorizó a
elegir su sucesor, según la investigación de Willey.
El único otro ejemplo
significativo de una renuncia papal se remonta aún más lejos en el tiempo.
En 1294, el papa
Celestino V, apenas cinco meses después de su elección, emitió un decreto
declarando solemnemente que estaba permitido que un Papa dimitiera. Y luego lo
hizo.
Vivió durante dos años
más como un ermitaño y más tarde fue declarado santo. El decreto que emitió
terminó con cualquier duda entre los especialistas de derecho canónico sobre la
validez de una renuncia papal, explicó el corresponsal.
Constanza Hola Chamy
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