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martes, 18 de diciembre de 2012

EL ALTO TIENE 13 TERMINALES SIN INFRAESTRUCTURA



EL ALTO, BOLIVIA (ANB / La Razón).- En El Alto funcionan 13 terminales interprovinciales, diez para minibuses, taxis y buses, y tres para camiones. Todas están a la intemperie, sin infraestructura para prestar el servicio y rodeadas por puestos que ofrecen productos sin atenerse a ninguna norma.


La Alcaldía alteña anuncia que tiene dos proyectos para construir terminales interprovinciales, pero aún no cuenta ni con diseño final ni con presupuesto para ese fin. Tránsito opina que aquellas centrales improvisadas provocan congestionamiento vehicular e inseguridad para los pasajeros.

Los únicos beneficiados con esta improvisación son los comerciantes, que tienen la posibilidad de ofrecer directamente al viajero productos, como fruta, comida, refrescos y golosinas. También ganan los restaurantes y la venta de comida rápida.

Las 13 terminales interprovinciales están ubicadas en tres sectores de esta ciudad. El primer sitio se extiende desde el Multifuncional y recorre la avenida Juan Pablo II hasta la extranca a Río Seco. En ese recorrido hay cinco de estas paradas.

El segundo sector está en las zonas 12 de Octubre y Villa Dolores, donde se instalaron otras cinco terminales, dos de camiones y tres de minibuses y buses. El tercer sitio está entre las avenidas 6 de Marzo, Tiwanaku y Ladislao Cabrera, donde funcionan otras tres paradas.

La Razón recorrió estos lugares y encontró que todos ellos están a la intemperie y ocupan hasta dos carriles de las calles y avenidas. Alrededor de estos sitios se han abierto tiendas que proveen de pan, refresco, dulces y otros comestibles a los viajeros. Incluso se encuentran puestos de venta de comida.

Los choferes dicen que están bien en esos lugares, pero los vecinos y Tránsito se quejan, debido a que la informalidad genera inseguridad ciudadana y atrae a los malhechores, además que causa congestionamiento vehicular por la ocupación de carriles destinados al tráfico.

Esta situación se puede observar en cada parada, que tiene permiso de Tránsito para funcionar como estacionamientos eventuales, pero los vehículos las usan de manera constante. Cerca del Multifuncional de la Ceja, los minibuses viajan a Sorata, entre las 05.00 y las 09.00, y ocupan un sector destinado al parqueo.  Los viajeros se quejan de que sufren constantes robos, pues los ladrones rondan el sector entre las 23.00 y las 06.00.

Esta situación de inseguridad es constante en las diez terminales de minibuses y buses. “Ya pasó en muchas oportunidades. Se acercan personas que parecen viajeros y luego le arrebatan a uno sus pertenencias”, relató Josefina Patzi, quien se dirigía hacia Chaguaya.

En la terminal interdepartamental ubicada en la zona Villa Bolívar A, los pasajeros se quejaron del mismo problema.

Interperie. Detrás de la empresa de chocolates El Ceibo, en el ingreso a la avenida Juan Pablo II, está instalada la parada hacia Achacachi, Huarina, Santiago de Huata y Palcoco, comunidades ubicadas a orillas del lago Titicaca. Allí, los pasajeros esperan, el momento del viaje, sentados en las aceras o dentro de los mismos vehículos, estacionados uno tras otro en la calle René Dorado y anexo Panorámica.

Quienes pretenden abordar un motorizado en jueves o domingo se encuentran con la dificultad de esperar que los vehículos encuentren un lugar de parqueo, luego deben abrirse paso entre los comerciantes, otros pasajeros y los visitantes de la feria 16 de Julio.

“No hay posibilidad de pasar a nuestra parada por la presencia de comerciantes. Tenemos que movernos más adelante. Para partir, tenemos que esquivar o esperar que se despeje un poco la calle”, explicó Esteban Laura, uno de los choferes, mientras vendía pasajes a Achacachi.

En la misma vía, cerca del ingreso a la zona 16 de Julio por la avenida Alfonso Ugarte, una fila de minibuses estacionados en un carril espera la llegada de pasajeros rumbo a Coacollo, Taraco, Jesús de Machaca, Batallas, Pucarani, Tiwanaku y Guaqui. En algunas ocasiones se estacionan en doble fila y provocan atolladeros.

Al llegar a estas avenidas se escuchan los gritos mezclados ¡Batallas! ¡Taraco¡ de los choferes o  de sus ayudantes, que están parados en los techos de los coches para orientar a los que viajan por primera vez en estos transportes.

La falta de una infraestructura no sólo se hace evidente en las terminales mencionadas; también en la de los buses, que viajan a Caquiaviri, Nazacara, San Andrés y Santiago de Machaca, Charaña o Comanche. Allí las lluvias inundan la avenida Ladislao Cabrera, conocida como carretera a Viacha, lo que hace difícil el acceso hasta los puntos de embarque.

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